Han pasado 29 años de la escalofriante noche del 18 de septiembre de 1989, cuando la mente torcida de un ciudadano peruano le llevó a acercarse al auto de una familia, ya embriagado por los efectos del alcohol, y llevó sin rumbo claro a una inocente menor de 8 años a un lugar desconocido.
Se trataba de Gustavo Justo León, que hizo cuanta estafa pudo en La Serena y Coquimbo, y que para concluir su espiral de dolor, se llevó a la inocente María Teresa Campusano, “Marité”, hasta uno de los cerros de La Pampilla, donde abusó sexualmente de ella y luego la estranguló.
Si bien estuvo unos días bajo completa incomunicación en la cárcel de La Serena tras ser detenido, fue declarado culpable y posteriormente trasladado hasta el Complejo Penitenciario de Acha, en Arica, para cumplir con su condena.
Después de varios intentos de lograr la libertad condicional, la consiguió bajo el requisito de tener que firmar cuando correspondiera. Sin embargo, según los antecedentes reporteados por diario El Día, el sujeto dejó de hacerlo, quebrantando su condena y actualmente se encontraría, como si nada hubiera pasado, junto a su familia en Perú.
1996 fue el año en que se emitió la dramática historia de Marité por televisión
Esa personalidad escapista y tramposa es la que pudo conocer de primera fuente el destacado periodista y director del programa “Mea Culpa”, que llevó a la casa de millones de chilenos casos impactantes. Uno de ellos, precisamente el de Marité, que hizo remecer a la comunidad en plenas fiestas patrias del ’89.
El espacio retrató en forma precisa lo ocurrido en los meses previos a la tragedia, y el propio comunicador nos relató los hechos, con su voz pausada y reflexiva.
“Cuando los casos me impactan, me quedan en la memoria en forma muy clara. Y este es uno de esos. Gustavo Justo León es una persona que por su perfil, nadie se habría imaginado que podría cometer un delito de esas características. En un principio no accedió a conversar con nosotros, pero cuando se dio cuenta que el programa podía ser un medio para reducir su condena o mejorar su relación con el resto de los reos, accedió a ser entrevistado. Y así pudimos reconstruir la historia”, comentó Carlos Pinto.
“Creo que aunque Justo León se haya escapado, él la pagó, porque no le salió barato todo lo que hizo”, CARLOS PINTO, director de “Mea Culpa”
Al conocer a Justo León, el periodista quedó impresionado. “El tipo tenía su facha, era atractivo y tenía las características de los sicópatas, porque era muy cautivador, muy zalamero y conquistador. Ahora bien, eso yo lo puedo entender cuando él se relaciona con personas de su edad o ya mayores, que puedan responder a sus coqueteos, lo que me parece prudente. Pero con una niña es realmente chocante”, agregó.
El profesional de las comunicaciones nos comentó que resultó impactante tener que recrear, en condiciones muy similares, la noche del 18 de septiembre de 1989, en la misma Pampilla de Coquimbo, llevando los horarios casi a la par, lo que llevó a Carlos y al equipo a una profunda reflexión.
“La verdad es que yo nunca entendí lo que ahí ocurrió. Que se haya apropiado de esta chica y la haya llevado a un sitio eriazo fue algo terrible”, agregó.
SIN ALMA
Carlos Pinto recuerda que al momento de entrevistar a Gustavo Justo León, este peruano desconocía que ellos manejaban mucha información respecto del proceso. “Cuando le hago la entrevista final, él se justifica y señala que desconoce lo que pasó, que estaba con algunas copas y que busca llevar a la niña donde su madre. Había muchas contradicciones. Señala que al despertar, ve a la menor a su lado y no entiende lo que pudo haber ocurrido. Él quería pasar por inocente. Esto me provocó un malestar. Yo esperaba otra respuesta, porque él minimizó nuestro trabajo de investigación”, añadió.
Incluso, Carlos Pinto se cuestionó si Gustavo Justo León podía tener algún margen de inocencia en este caso. Pero por otra parte, le parecía muy extraño que nadie lo defendiera. Entonces, él se acercó a la Policía de Investigaciones de La Serena. “Me llamaron a la oficina y me mostraron un video que me aclaró muchas cosas, que fue la entrevista que le realizaron una vez que fue detenido”, comentó.
En ese video se le ve tranquilo, sereno, sin presión alguna para declarar, en forma consciente. “Yo me caí de espaldas cuando lo vi, porque cuenta con lujo de detalles lo que hizo. Por eso, cuando hice el contraste, me di cuenta de que si sólo emitíamos la entrevista que me había dado, parecería que éramos casi amigos. Por eso, yo edité el video que me facilitó Investigaciones, y eso, en cierta forma, cerró el caso y su idea de pasar “piola” se le fue al tacho de la basura. Creo que ahí el programa cumplió su objetivo”, subrayó el director general de Mea Culpa.
A juicio del periodista, la condena que se le dio al autor, por lo prolongada, es justa y merecida. “Cuando el caso se exhibió, estoy seguro que él quedó muy conforme con la entrevista que da, quizás para pedir una revisión del caso o tener algo más de prerrogativas con sus compañeros. Lo cierto es que muy tardíamente le avisamos a Gendarmería y no se alcanzaron a tomar providencias. Lo cierto es que él vio el programa junto a los reos que estaban en su pabellón, con la premisa de salir airoso. Y cuando se exhibe la naturaleza de los hechos, narrados por él mismo, que eran violentos e irrefutables, seguramente quedó helado y muchos se le abalanzaron. Gendarmería actuó cuando ya prácticamente lo tenían a muy mal traer. Fue así como lo dejaron incomunicado para que esa imagen se borrara dentro de los internos y en forma paulatina pudiera reincorporarse. Al poner sobre aviso, nos liberamos de esta culpa, pero él pagó las consecuencias”.
Otro hecho que delata en forma patente la personalidad de Gustavo Justo León es que, en conversación fuera de micrófono con Carlos Pinto, le confesó que estaba haciendo conducta y que cuando le dieran algún beneficio dominical o alguna salida condicionada a firmas, su familia lo iba a rescatar.
Sin embargo, las décadas pasaron y el peruano debió cumplir más de 20 años tras las rejas. “Creo que la cárcel se encarga de hacer su tarea, de mellar en el sentimiento de estas personas. Pero no me cabe duda si en la actualidad no lo han encontrado y tuvo la oportunidad de escapar, debe estar cómodamente en su hogar, tranquilamente. Es muy probable que si estaba con libertad condicional, a este hombre no le quedaban muchos años de cárcel que cumplir. Creo que aunque el tipo se haya escapado, él la pagó, porque no le salió barato todo lo que hizo”, subrayó el periodista.
En el marco de la investigación que terminó con el emblemático capítulo de “Mea Culpa” sobre Marité, Carlos Pinto tuvo la oportunidad de conversar con los padres de la menor, Ana María Alquinta y Óscar Campusano. Él, que atravesó por una profunda depresión y cayó al alcoholismo luego de este drama, falleció atropellado años después y ella sigue con vida. “Es el corolario invisible que dejan estos bandidos cuando dañan el alma de una familia. Cuando esos hechos suceden, deben estar tremendamente unidas para superar estas instancias. Muchas veces, las personas ponen el foco en que el victimario sea encerrado, pero no se piensa en el dolor que atraviesa ese grupo familiar. Creo que la preocupación psicológica por ese aspecto es un tema al debe en nuestro país. Así, por eso, muchas veces se explica que el alcohol sea el compañero fatal o los matrimonios se destruyan”, concluyó. 3801iR
Vida llevada a las letras
Carlos Pinto llevó a un libro un verdadero compendio de lo que fue su experiencia tras entrevistar a cientos de personas que tuvieron que pagar con cárcel sus errores. Se trata de la novela “El silencio de los malditos”, que trata sobre un periodista que consigue acceder a un peligroso delincuente a quien nadie ha podido entrevistar. En una pequeña sala dentro de la cárcel, el recluso inicia un relato que, más que una confesión, es un viaje sin retorno a los inescrutables dominios de una mente criminal. Es la historia de un hombre que ha cometido un horrendo asesinato sin justificación alguna, pero que devela una vida de privaciones, dolor y venganza, y que, curiosamente, nunca pudo ser emitido por “Mea Culpa”. El libro ya fue presentado en julio pasado en La Serena en la biblioteca “Qué Leo”, en Paseo Balmaceda. “Gustoso regreso a firmar más libros”, subrayó Pinto.