• Rodrigo Iribarren, director del Museo Histórico Regional Presidente Gabriel González Videla, ha estudiado por varios años, la importancia de definir una suerte de “marca” para una región, con el foco puesto en la identificación.
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Andrea Cantillanes
Iribarren es historiador, investigador y divulgador de larga trayectoria sobre la historia y tradiciones locales. El experto agregó en entrevista con diario El Día, que la identidad resulta un factor primordial para la sostenibilidad del turismo en una región.

Caracterizar los elementos que definen la identidad cultural de la región, enfocar el valor de las marcas territoriales en el desarrollo económico de una zona geográfica –especialmente para el turismo–, y motivar la reflexión sobre los atributos de la cuarta región es uno de los grandes objetivos del director del Museo Histórico Regional Presidente Gabriel González Videla, quien ha estudiado por varios años, la importancia de definir una suerte de “marca” para una región, con el foco puesto en la identificación.

En entrevista con diario El Día, el especialista conversó sobre la raíz de los coquimbanos y serenenses, las razones porqué la región es reconocida en el país como típicamente “chilena” (más que otras) y sobre la transformación que lograr una identidad, puede significar en nuestra región. “No podemos ni debemos dejar de lado nuestras características históricas, nuestro imaginario común, patrimonio material e inmaterial, o el medio geográfico que nos rodea. Desde la identidad se puede elegir una opción de futuro”, señaló.

- ¿Qué importancia cobra la definición de una identidad de la cuarta región, sobre todo en el marco de Fiestas Patrias, donde muchas veces zonas como el Valle de Elqui o La Pampilla son lugares emblemáticos chilenos e ideales para celebrar esta festividad?

“Cada vez más cobra una mayor importancia la identidad como factor de cohesión local, ante lo nacional y la embestida de lo global. La definición de nuestra identidad regional, o de nuestras identidades, las debemos entender como un  proceso de “reconstrucción” permanente del pasado, pues la identidad al estar asociada a la cultura, lleva en sí misma el embrión del cambio social. La cultura localizada en el tiempo y en el espacio (territorio), las formas económicas, las tradiciones, mitos, relaciones sociales entre los individuos, las prácticas y expresiones sociales y religiosas, las aspiraciones comunes, constituyen el principal sustento de una identidad regional.

Debemos tener en consideración que ella, nunca podrá estar divorciada de nuestra temporalidad humana: llámese pasado, presente y futuro. La valoración de lo propio, no solo genera diferenciación, sino también identidad, arraigo, compromiso. Algunos autores sugieren también goce y alegría. La identidad regional otorga valor agregado a nuestro quehacer”.

- Además de los lugares mencionados, ¿por qué cree que la región de Coquimbo está más identificada que otras en el país con la chilenidad?

“El concepto de “chilenidad” es muy amplio y bastante ambiguo, por lo general termina asociándose al huaso como prototipo de la ruralidad del país, la cueca como danza nacional, y al rodeo como deporte nacional. El huaso, personaje de la zona central del país, reuniría una serie de atributos que exaltarían lo nacional. Por otro lado habría que recordar que mediante oficio N°269 del 10 de enero de 1962, y por considerar que era “el único deporte auténticamente criollo”, se declaró al rodeo como “Deporte Nacional”. El Decreto N°23 del 18 de septiembre de 1979, concluyó que la cueca constituía en cuanto a música y danza la más genuina expresión del alma nacional y por ello se le declaró: “Danza Nacional de Chile”.

La “chilenidad” es mucho más que aquello. Nuestros campesinos de las comunidades agrícolas tienen una idiosincrasia muy distinta a la del huaso de la zona central. Nuestras fiestas religiosas tienen un carácter distinto a las del Norte Grande y a las del Chile de la zona central. Nuestra chilenidad está asociada a elementos tan sutiles como el ritmo acompasado (“cantadito”) de nuestro hablar que aún encontramos en los rincones de nuestra loca geografía, a esa curiosa manera de designar los puntos de orientación de nuestro territorio: p’arriba, p’al alto, p’al bajo, p’abajo, nos resulta tan familiar. El aún llamar camayos a los campesinos que son los encargados del riego y del agua, lengua vernácula que nos aproxima a lo amerindio y nos recuerda nuestra calidad de mestizos. Con estos, y muchos otros rasgos de identidad, los habitantes de la región de Coquimbo se aproximan a nuestra “chilenidad”.

LA CUARTA REGIÓN ES RECONOCIDA POR SUS BONDANDES CLIMÁTICAS Y SUS CIELOS

Respecto a los motivos por los que la región hoy es reconocida, Iribarren hace hincapié en que los pilares en que se sustenta el turismo en el Valle de Elqui siguen siendo los mismos. Con el tiempo, eso sí, se ha ido produciendo una “patrimonialización” de los elementos de la naturaleza, es decir, una asignación de valor a algunos elementos, dice.

- ¿Cuáles son los elementos que definen a la región y puntualmente, al Valle de Elqui, con una identidad puntual?

“Somos una región de transición y contraste en lo geográfico. Somos una región de mar, valles transversales e interfluvios. Somos una región pobre en tierras irrigadas y con períodos cíclicos de escasez y abundancia de agua. Desde fines del siglo XIX, el Valle de Elqui comienza a ser plenamente conocido por sus bondades climáticas, lo diáfano de sus cielos, la calidad de sus frutos, aguardientes y sus vinos. La llegada del ferrocarril hasta Rivadavia en 1886 impulsará un turismo regional y nacional.

Así y de un tiempo a esta parte, el Cochiguaz, por ejemplo, se ha convertido en el “río mágico”, los sencillos cuarzos de los mineros de ayer, hoy tienen connotaciones mágicas y medicinales. Ya la prensa vicuñense de 1899 invitaba a los serenenses para presenciar una lluvia de estrellas como nunca habían visto. De allí a establecer observatorios astronómicos internacionales, comunales y privados, sería una cuestión de tiempo”.

- ¿Qué efectos positivos conlleva tener una identidad definida en términos turísticos? ¿Se puede hablar, por ejemplo, de un impulso económico si se contara con una más concreta?

“En un mundo global como el actual, en muchos aspectos existe una tendencia hacia la “homogeneización” o estandarización de los procesos, los bienes y servicios, por ello resulta vital que antepongamos a aquello, todos nuestros productos y servicios que tengan caracteres singulares y auténticos. Lo singular se apoya en nuestra propia realidad geográfica. Establecer que esto no es una tarea fácil, pero resulta primordial.

Si pretendemos desarrollar un tipo de turismo basado en nuestra identidad o singularidad, turismo e identidad deben ir de la mano y establecer una alianza estratégica. Realizar turismo con identidad es una estrategia de creación que nos permite una clara diferenciación del producto, por ello que resulta fundamental poner en valor los recursos que tenemos. De la calidad de los recursos que pongamos a disposición de nuestros turistas, dependerá en gran medida la calidad de su experiencia al visitar nuestra región. La identidad resulta un factor primordial para la sostenibilidad del turismo en una región. Efectivamente, un turismo que considera recursos tangibles e intangibles, naturales y culturales, que identifican a una región, puede ser clave para la competitividad de las destinaciones turísticas y por ello transformarse en un fuerte impulso económico para la región”.

EN BÚSQUEDA DE LA IDENTIDAD NACIONAL

De un tiempo a esta parte, numerosos esfuerzos se han llevado a cabo en todo el país para lograr identificar una identidad nacional, con miras a potenciar el turismo, pero también a lograr esa tan ansiada conexión concreta con la chilenidad. Sin ir más lejos, hace unas semanas visitó la región el sociólogo Marco Montemaggi, uno de los más reconocidos expertos en marcas territoriales de Italia, con miras a lograr el objetivo. El experto aseveró que para crear un sello propio, primero es necesario identificar un relato relacionado al lugar, y en el caso del valle, se observan varios. Entre ellos, se incluyen elementos como naturaleza, paisaje, pisco, vino, estrellas, poemas, observatorios y espiritualidad. “Para crear una marca no se necesita necesariamente un concepto bueno, bonito y barato, sino que la gente se sienta identificada y el primer elemento para lograrlo es el posicionamiento. La marca se debe posicionar en el mundo, donde yo quiero estar y en ese lugar, analizar lo que quiere el público”, dijo.

18 de septiembre de 1979, se le declaró a la cueca como Danza Nacional de Chile.

“El concepto de “chilenidad” es muy amplio y bastante ambiguo, por lo general termina asociándose al huaso como prototipo de la ruralidad del país, la cueca como danza nacional, y al rodeo como deporte nacional”.

 

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