Corría 1985, el país vivía en dictadura, donde los atropellos a los derechos humanos eran algo habitual. Hechos que marcarían al país para siempre. Y también a las artes. Y entonces la pregunta: ¿qué función cumplió la poesía durante esa época? ¿Sirvió de algo escribir? Fue en ese periodo gris cuando Soledad Fariña Vicuña publicó su primera obra, El primer libro; que se genera desde un silencio mientras los significados se deterioran, situando ahora al sujeto del volumen con los sentidos culturales que se requieren para comenzar la escritura.
Entre los títulos que componen la amplia bibliografía de Soledad, están textos como En amarillo oscuro, Narciso y los árboles, El primer libro y otros poemas, entre otros. Fariña asimismo obtuvo la Beca Guggenheim en 2006, se adjudicó la Beca del Fondo de Desarrollo del Libro y la Lectura en varias oportunidades y fue finalista del Premio Altazor de Poesía en 2007 con Donde comienza el aire, entre otras distinciones. La poeta estará en la Feria del Libro de La Serena el 11 de febrero a las 20:00 horas.
En esta entrevista conversamos con la escritora sobre el actual estado del país y la relación que desde el estallido social se ha generado con el arte y la poesía
-¿Qué referencias tiene de la Feria del Libro de La Serena?
“Hace varios años, no recuerdo cuántos, fui invitada a la Feria del Libro de la Serena. En esa oportunidad viajó también desde Santiago la poeta Marina Arrate y fue una tremenda oportunidad la de compartir experiencias, leer nuestros poemas y escuchar a los poetas y expositores locales. En esa oportunidad conocí y escuché al poeta Tristán Altagracia, seudónimo de Bernardo Araya, nacido en Punitaqui. Fue un único y cálido encuentro, pues poco tiempo después, Tristán Altagracia falleció”.
-Con el estallido social y el estado de las cosas en Chile, ¿cuál es la importancia de la poesía en este momento?
“Ha sido de vital importancia. Desde el primer día la poesía y las artes han llenado las calles: la poesía en los muros, las performances, fotografía, videos, la música, la danza han sido los símbolos de la resistencia. Poesía de todo tipo: lecturas en la Plaza Dignidad, en el Museo de los Derechos Humanos, en la Villa Grimaldi, por nombrar algunas; improvisaciones con rayados, afiches pequeños, grandes afiches, fanzines, lienzos, no solo en Santiago sino en todo Chile. Muchos de ellos se borran, se despegan, se rompen, pero al otro día hay más y más”.
-Se han producido una serie de performances en torno a las demandas ciudadanas, una de ellas por parte las mujeres. En este sentido, ¿crees que "Un violador en tu camino" de Las Tesis posee una arista poética?
“Es una performance muy bien construida desde las artes escénicas, y si bien está basada en las reflexiones de las escritoras feministas Silvia Federicci (italo-estadounidense) y Rita Segato (argentina), el texto, su ritmo e incluso la ironía dentro de la denuncia, lo convierten en un evento poético”.
-¿Cuál es la importancia que cumple la poesía en la educación y la sociedad actual?
“En Chile actual, la educación tomada como mercancía, ha dejado de lado los ramos humanísticos para dar paso a una educación “moderna”, tecnológica. El espacio de la literatura se ha reducido y la lectura y escritura creativas, salvo por iniciativa de profesores y profesoras excepcionales, prácticamente no existe. Sin embargo, han sido los y las poetas, desde distintas iniciativas, quienes han estado propiciando talleres de poesía en escuelas y colegios, especialmente en sectores más vulnerables. He participado desde hace muchos años en esas iniciativas y puedo asegurar que los “resultados” son admirables.
Niños y niñas llevan la poesía en sí, si tú les das espacio y los animas a expresarse, obtienes poemas, pequeñas narraciones y reflexiones de gran profundidad, sin ningún temor a crear con el lenguaje, a hacer suya la palabra. La poesía y las artes en general abren el entendimiento y la sensibilidad, otorgando libertad al pensamiento. La lectura y la escritura creativa abren mundos, no solo en la escuela, sino en toda la sociedad”.
-¿Tienes en mente alguna publicación próxima? ¿En qué trabajas actualmente?
“Hace años que trabajo en un libro que recoge, creo, experiencias de “sentido”: el sentido, los valores por los que nos movemos. Nací a principio de los años 40, por lo tanto, he sido partícipe –no solo testigo- de vivencias propiciadas por las corrientes de pensamiento y movimientos de los años 60´, 70’, 80´, etc., hasta bastante encaminados los 2000. No es un recorrido por cada una de estas décadas, pero sí por los hitos principales.
No es historia, ni autobiografía, ni novela, es una mirada subjetiva, es poesía en un amplio sentido, y el trasfondo seguramente está en las lecturas que, en mis años de formación, los 60´, tal vez crearon esta subjetividad: Mistral, Arguedas, Martí, Huidobro, Bombal, Vallejo, Rulfo, los primeros… luego siguieron otras y otros. Por ahora el libro se llama “Todos volvemos a Comala”. También trabajo un pequeño poemario ligado al amor y a la pérdida”.