A propósito de los cambios que el estado promueve sobre inclusión, calidad y equidad en educación, hay detalles que definitivamente no hemos abordado con seriedad. Si estos detalles marcarán la diferencia entre una buena o mala educación, juzgue cada uno.  

1.- Todos juntos y revueltos: La literatura capitalista neoliberal, de donde procede este modelo educativo (libertad de enseñanza) nunca consideró siquiera la posibilidad  que para el progreso y movilidad social había que hacer de todo para todos, y que esa era la garantía absoluta para el progreso colectivo. Es mentira pensar que todos deben ser ingenieros, abogados o médicos de las mejores y más respetadas universidades. Durante los 90´un profesor español repetía con profunda preocupación: “Pongan colegios”, se van a hacer ricos; “Van a sufrir en diez años el mal de la titulitis”… era un abierto detractor de la reforma impulsada por el gobierno de Frei, ya que sabía que tanto en España como en Chile la propuesta fracasaría. Pero ¿por qué?,  si la intención es dar mayores oportunidades a la población. Por una razón de base: El modelo no se ajusta. El modelo capitalista asegura solo la preparación de personas para que ingresen al mercado del trabajo pero no como un aporte a la canasta del conocimiento, sino que a la larga lista de peones que tendrán que producir para salvaguardar derechos esenciales. El ex ministro Eyzaguirre lo intentó describir malamente, pero a su vez por fin y de manera inconsciente develó que la reforma nunca fue bien implementada. El problema es que le quisieron poner patines a un sujeto que empezaba a caminar. Y casi veinte años después se dan cuenta que además este ser no solo no sabía caminar, sino que también era cojo.

Esta reforma,  ¿va a cambiar en algo lo antes planteado? Lamentablemente en nada porque el modelo de base sigue siendo el mismo. El problema ahora no es de patines… le están poniendo un motor de Ferrari a una Citroneta.

Quieren eliminar el financiamiento compartido, asegurando que el lucro es el factor relevante en la segregación… eso es un insulto a la inteligencia básica de un neandertal.

A caso no saben,  ¡la ley siempre ha prohibido el lucro!, entonces alguien no hiso la pega como debía hacerla. Pero voy a conceder el derecho a duda sobre los colegios que financian de forma compartid. Entonces los invito a reflexionar:

Trabajo en una escuela municipal con un potencial de matrícula de 900 estudiantes. Actualmente recibimos a casi 300, por lo que la ecuación básica dice que tenemos un déficit de dos tercios de matrícula. Entonces la autoridad me  dice: Usted puede y debe recibir 600 estudiantes más por lo que vamos a quitar a los colegios con financiamiento compartido, ya que esos niños por un lado van a reducir el déficit económico y  la distancia social, ya que traen al sistema mayor compromiso, capital cultural, imagen corporativa, o sea los hijos de médicos, abogados e ingenieros. Estupidez del porte de un buque… los hijos de médicos, abogados, ingenieros y políticos van a ir a un colegio particular pagado, porque saben que no necesitan relacionarse con las clases más bajas para ser exitosos. Por lo tanto ellos miran desde arriba de la pirámide. El resto, la clase media o peones como queramos llamarlos son hijos de comerciantes, profesores, hijos de la minería, etc. Para lo único que van a servir es para aumentar el cupo y compromiso pero no en la exquisitez que espera la autoridad. Pero volvamos a la ecuación… quieren que reciba a 600 más. La escuela puede tener 900 estudiantes sentados en las aulas, pero con un comedor para atender 200, con baños para 150 y con patios para unos 450.  Sabrán los inteligentes lo complejo que es gestionar un comedor para 200 y la cantidad de turnos y RRHH para atender esa cantidad. Obviamente la ecuación calza perfectamente, pero nuevamente a ese grupo de tecnócratas se les olvido algo: Trabajamos seres humanos con seres humanos y en extremas condiciones sociales (77% de vulnerabilidad)

2.- La calidad de la docencia: Nos hemos acostumbrado desde el profesorado a culpar a todos, menos a nosotros mismos. Hoy carecemos de altas y esenciales competencias para asegurar una educación para siglo XXI. Tenemos estudiantes con capacidades ilimitadas pero que terminan accediendo a lo meramente necesario. Ofrecemos autonomía, pero no estamos dispuestos a potenciar el error, la equivocación o la experimentación. Potenciamos solo al que responde lo que necesitamos escuchar, pero el de más abajo o de más arriba lo coartamos porque sale del patrón.

Otro de los problemas no resueltos es la negativa de intervenir el pre-grado, y aunque la nueva carrera docente lo contemple, el sistema de acreditación es un desastre, por lo que no voy a ocupar ni una línea más en ese tema. Solo recordar que las universidades son autónomas en decidir su maya curricular, en el perfil de su estudiante y el enfoque que darán a su formación.

3.- Nivelamos hacia abajo y no hacia arriba: En lugar que estemos debemos siempre mirar la excelencia. Debemos abril los canales del conocimiento y la experiencia significativa. No podemos seguir haciendo lo mismo, con las mismas herramientas y con la misma disposición.

¿Por qué matamos lento en educación?: Un médico opera mal y el sujeto muere; el Ingeniero calcula mal y el edificio se cae; el Abogado o Juez no hacen bien su trabajo y el inocente va a la cárcel. Pero en educación el resultado siempre es a largo plazo. Solo en veinte años veremos que va a pasar con ese estudiante. Por lo tanto, nosotros matamos lenta y cruelmente el espíritu, los anhelos y las capacidades.

Con todo esto, sabemos que no todos deben ser, pero tenemos la convicción que sí todos pueden estar. Como le contesté a un erudito en educación: “Si mis estudiantes me roban, no tengo porque sentirme culpable si le brinde todas las oportunidades”. Ellos aprenden a decidir y a gobernarse a sí mismos. 

El estado debe hacer lo correcto, ya que hoy estamos en el punto de no retorno. ¿Quién pagará las consecuencias de nuestras decisiones? Mis hijos y sus hijos, pero no los hijos de los que hoy deciden. Este año tenemos nuevamente una gran oportunidad; “la de elegir”. ¿Quién quiere más de lo mismo? Decida usted…

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