A nivel contextual, todo parece indicar que nos hemos convertido en un país de gente quejumbrosa, con una actitud irresponsable y destructiva ante los problemas y el futuro sostenible, construyendo mitos, levantando pliegos de peticiones, reaccionando, exigiendo que los demás actúen, etc. Sólo basta con mirar nuestro micro y meso entorno para darnos cuenta de esta desalentadora y triste realidad. A la inversa, los líderes son personas que se expresan por sobre ese nivel discursivo, actuando de manera constructiva y modelando con un relato esperansador y transformador. Es más, se trata de personas que siempre están trabajando y perfeccionándose para orientarse a la acción y solución. Me pregunto, ¿pueden las personas quejumbrosas ser felices y liderar a los demás? Ante la contundente evidencia, parecería que no, pues las quejas develan que quienes las emiten no han alcanzado su nivel máximo en la pirámide de necesidades de Maslow, ¿no les parece?

Pero, ¿por qué la gente se queja? Por cierto, me estoy refiriendo rxpresamente a las personas sin capacidad de liderazgo, que es mi tema de análisis. Siguiendo a Will Bowen, autor del libro "A complaint free world" (Un mundo libre de quejas), él afirma que hoy la gente se queja de todo y que muchos se focalizan en lo negativo, cuando sería mucho más entretenido centrarse en lo positivo, en las cosas buenas de la vida. Adicionalmente, Bowen (2013) plantea que las personas se quejan para:

  • Conseguir atención;
  • Desligarse de responsabiludades;
  • Inspirar envidia; 
  • Tener poder sobre los demás (en lugar de poder con los demás); y
  • Excusarse por un desempeño mediocre.

¿No les parece lo anterior un lugar común? Si observamos nuestro entorno laboral, estoy seguro que identificaremos fácilmente algunas de estas razones en las personas que conocemos o con quienes trabajamos. Ciertamente, esta parece no ser la forma de construir una cultura del trabajo colaborativo, de liderar con el ejemplo, de poner la Quinta Disciplina en la práctica, como plantea Peter Senge, ni menos de contribuir efectivamente al logro de los 17 objetivos de desarrollo sostenible (ODS), que nos están movilizando a tantos. Claramente, aquí el antiguo adagio “mientras más das, más consigues” parece demasiado evidente en la sociedad moderna. Los lideres o las personas que desean serlo necesitan confrontarse a este dilema y esto supone una alta cuota de auto-observación y metacognición. Es más, uno observa que los profesionales efectivos nunca se quejan, pues trabajan duro, se sacrifican, se auto-gestionan y buscan soluciones, sin dañar nunca a los demás. A la inversa, los sujetos quejumbrosos no podrían llegar a ser profesionales focalizados o disciplinados, ni menos transformarse en líderes, ya que las quejas son obstaculizadoras per se del cambio, el éxito y la felicidad. Además, como yo lo veo, se trataría de personas incapaces de ponderar las consecuencias de sus acciones, ya que la ponderación es una de las tantas métricas con las cuales se mide el liderazgo.  

Es muy simple identificar a unos y a otros. Mientras los quejumbrosos quedan aprisionados en su zona de confort, sin lograr desarrollarse, los lideres exploran su zona de riesgo, tomando acciones y llegando a soluciones efectivas. Evidentemente, un futuro sostenible, como el que se plantea en los 17 ODS, no se construye con quejas, sino esencialmente con acciones. En otras palabras, con visión, que es el comportamiento esperable y observable en todas las actuaciones de las personas con capacidad de liderazgo positivo.

En síntesis, y desde mi modesto punto de vista, creo que el cambio transformacional, que es el núcleo de la sostenibilidad, no es posible con personas que llevan una mochila a cuestas, cargada de quejas y de perspectivas pesimistas de la realidad. Así, definitivamente, no es posible escalar hacia un futuro mejor y sostenible. Ya es tiempo de reflexionar y transformarse.

 

Autor

Imagen de Fernando Vera
Doctor en Ciencias de la Educación c/m en Evaluación y Acreditación; Licenciado en Educación; Profesor de Inglés; Master en Educación c/m en Administración y Gestión Educacional; Master en Educación c/m en Currículum y Evaluación; DEA en Educación; Especialista CALL; Diplomado en Aprendizaje Profundo; Diplomado en Liderazgo Educacional; Certificado en Aprender a Aprender y Certificado en Pensamiento Crítico. Cuenta con pasantías en Zhejiang Gongshang University (ZJSU), China y en Edusoft, Israel. Actualmente, se encuentra trabajando en el desarrollo e infusión de competencias blandas para el desarrollo inclusivo y sostenible, en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Adicionalmente, es miembro de diversas comunidades académicas internacionales, tales como, American Association for Advancement of Sustainability in Higher Education (AASHE), USA, RIED OEA, The Foundation for Critical Thinking, USA, TEFL Asia y, a nivel nacional, Asociación Chilena de Investigadores en Educación (ACHiE) y Red de Campus Sustentable (RCS). Me he especializado en Gestión de sostenibilidad corporativa en PUCV.

 

 

 

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