De seguro estas palabras van a ser reconocidas por varios que hoy y sin querer piensan  solo en cumplir.  Queramos o no, y debe ser de la cultura más tradicional y popular chilena, nos gusta hacer las cosas solo por cumplir. Pero cumplir qué o a quién; todavía no lo tenemos muy claro.

¿Por qué hacer las cosas para quedar bien con él resto?  Por qué es fácil… por que las expectativas son generalmente superficiales, o sea, lo que se ve nomas; lo que está por encima. 

No me quiero ni imaginar lo duro que debe ser para los padres de esta hermosa patria, ver desde su tumba o donde quiera que estén, la desgracia, la intolerancia, la violencia,  la poca motivación, la permanente justificación en la que hoy estamos inmersos.

Veo con mucho desagrado el mal manejo que ha tenido la autoridad con los estudiantes secundarios, con el abusivo que por no pagar un mísero pasaje de Transantiago expuso la vida de una mujer trabajadora, el ignorante estudiante agresor de un guardia del metro, el delincuente que roba al pobre y al delincuente que roba al rico. Donde están los que defienden los derechos humanos... donde están los padres de familia que permiten y avalan este tipo de ingratitudes sociales.

Bueno volvamos a lo nuestro. Hoy en esta sociedad convulsionada vemos innumerables muestras de mediocridad. Por Ejemplo: Pedir un poco más de tiempo para hacer el trabajo que estaba planificado con tiempo; como si fuera muy fácil tapar este tipo de irresponsabilidades. Llegar tarde al trabajo; como enseñó mi padre a unos de mis hermanos; “El que va a la hora ya llegó tarde”. ¡Levántate más temprano! Esa es definitivamente la mejor solución al problema. Queda poco para salir… llegas tarde y con la esperanza de  que tu jornada laboral termine rápido. ¡Deja de mirar el reloj! No miento en  ocasiones lo único que quiero es llegar a mi casa para cambiar el foco. Pero no puede ser una constante. Quizás no es el lugar donde debes estar,  cambia de trabajo o sencillamente estudia otra cosa.

Como vemos nos relacionamos con este tipo de actitudes todos los días y en cada lugar donde estamos. No quiero parecer un pesimista empedernido, ni menos un santo que viene con deseos de juzgar la conducta de otros nomas. Mi objetivo es poner en discusión este tipo de cuestiones que nos hacen tan mal como sociedad. Creemos que la estamos haciendo de oro al seguir justificando lo injustificable. Ya el sol no nos cabe en una mano, por lo que se hace cada vez más difícil el mentirnos.

Si esto va a cambiar lo espero cada día, pero así como depende de mí  también  de usted.

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