La posibilidad de que Francisco José Cox finalmente tenga que responder ante la justicia chilena está más cerca que nunca. Esto, luego que se conociera de la audiencia a realizarse el día 19 de febrero en el juzgado de Garantía de La Serena en donde se determinarán las competencias del tribunal para tratar los delitos cometidos por el exarzobispo bajo el actual sistema, ya que los hechos habrían tenido lugar en 1985, antes de la puesta en marcha de la reforma procesal penal.
Expectación
La noticia ha generado grandes expectativas, sobre todo en la Agrupación de Laicos de La Serena Juan XXIII, quienes reactivaron las denuncias en contra del exreligioso y apoyaron a las víctimas para que llevaran el caso a la justicia ordinaria.
El vocero de la agrupación, Juan Rojas Palma, ve con buenos ojos que el proceso legal avance, pero ve difícil que Francisco José Cox pueda estar en Chile para la fecha de la audiencia, pese a que ya fue expulsado de la Iglesia Católica y desde la congregación Schoenstatt, a la que pertenece, el portavoz Patricio Moore expresó en noviembre que el exsacerdote estaba siendo sometido a los análisis médicos correspondientes para afinar su retorno al país y enfrentar a la justicia.
Rojas Palma no duda de la voluntad de la congregación, pero asegura que se ha enterado de las dificultades que se han presentado para que el exarsobispo vuelva. “Lo que pasa es que nadie quiere hacerse cargo de él acá. Hay una conciencia de lo que hizo y un reconocimiento y ningún hogar de la congregación quiere recibirlo”, manifestó.
Proceso en marcha
El vocero de Juan XXIII enfatiza en que, independiente de la audiencia del 19 de febrero, el proceso contra Cox está en marcha desde el año pasado. De hecho, Hernán Godoy, una de las víctimas ya testificó en la Fiscalía que ya habría definido algunos de los testigos que tendrán que prestar declaración. Según Rojas Palma, entre ellos se encontrarían periodistas de la época, su propia agrupación, el exarzobispo Bernardino Piñera y monseñor Manuel Donoso, entre otros. “Desde luego que lo que se está dando es positivo, aunque todavía Cox no venga al país a enfrentar a la justicia. Si esto sigue avanzando como debiese y los grandes poderes encubridores de la iglesia no operan, él debería estar pronto en Chile siendo juzgado por sus delitos”, expresa Juan Rojas.
"Debería estar, pero no creo que lo haga"
Una de las víctimas de Francisco José Cox, Hernán Godoy, confirmó que a la audiencia del 19 de febrero fueron citadas ambas partes. Sin embargo, es realista y no cree que el exsacerdote esté presente. Lo más probable, puntualiza Godoy, es que mande a sus abogados y algún representante de la congregación Schoenstatt. “Yo tengo la impresión de que lo siguen protegiendo. Ya sabemos que se le hicieron los exámenes médicos y que está en condiciones de viajar. Incluso Patricio Moore dijo que estaría llegando a Chile a fines de enero o principios de febrero, pero eso se ha ido dilatando lamentablemente”, precisó.
Pero Godoy asegura que la ausencia del exreligioso no ha sido impedimento para la investigación que lleva la Fiscalía. “Ya hay una investigación corriendo. Se ha interrogado al entorno de Cox, a mi familia y todo lo que venga se irá adjuntando a la carpeta. Él (Cox) tiene que venir en algún momento, no tengo dudas”, sostiene.
¿Delito imprescriptible?
Hernán Godoy está siendo representado por los abogados de la Fundación para la Confianza, creada por las víctimas de Fernando Karadima. En particular, es la profesional Josefina Gutiérrez quien lleva su caso y quien estará en el tribunal de La Serena el día 19 de febrero.
Efectivamente, la ley no obliga a Cox a presentarse, ya que la citación habla de “intervinientes” y basta con que concurra algún representante.
Pese a que lo que se discutirá será la competencia del tribunal para tratar el caso bajo el nuevo sistema, el Ministerio Público ya lo investiga independiente de lo que se resuelva ya que por orden del fiscal nacional, Jorge Abbott, se debe indagar en todos los abusos a menores cometidos por integrantes de la iglesia en Chile, y luego evaluar la prescripción.
El diputado por la Región de Coquimbo Matías Walker, explica que actualmente existe un proyecto de ley tendiente a la imprescriptibilidad de los delitos sexuales, pero sólo abarcaría a los que se cometen una vez que la ley entre en vigencia, por lo cual los abusos que tuvieron lugar en épocas anteriores y que no se denunciaron quedarían prescritos. Pero esto, para Walker, es uno de los puntos que se debe mejorar en la iniciativa legal. “Es un tema complejo, pero mi opinión personal es que estos casos deben ser investigados por la Fiscalía, como se está haciendo y que debe haber un fallo por parte de la justicia. Recién ahí se debería determinar si aplica una prescripción o alguna otra circunstancia especial. Pero debe quedar clara la verdad material de los hechos”, indicó Walker.
Monseñor Donoso dispuesto a testificar
El obispo emérito de La Serena, monseñor Manuel Donoso, quien sucedió a Cox luego que dejara su cargo en el Arzobispado es uno de los testigos que tendrá que concurrir a entregar su testimonio en el marco de las investigaciones de abuso sexual cometidos por Cox. Consultado, Donoso admite que será parte del proceso y no le incomoda sino todo lo contrario. “Todo lo que sea la actuación legítima de la justicia cuenta con mi favor y yo haré lo que me pidan que haga. Es lo único que puedo decir”, sostiene Donoso.
Un caso emblemático de la crisis de la iglesia
Cox fue arzobispo de La Serena entre 1990 y 1997, y en su último año como autoridad eclesiástica su continuidad se hizo insostenible debido a las acusaciones por parte de feligreses de “actos impropios” cometidos con menores de edad. Fue el mismo prelado quien decidió retirarse de la vida obispal, cuando su carrera avanzaba de manera meteórica y, según consignan los diarios de la época, podría haber llegado a las más altas esferas de la iglesia.
Pero se anticipó a las posibles investigaciones a las que pudo haber sido sometido y “desapareció del mapa”. Emigró a Colombia, donde desempeñó labores de asistente de la iglesia para “enfriar el ambiente”.
Sin embargo, en el 2002 desde el clero no pudieron callar más ante la incertidumbre y fue el propio Cardenal Francisco Javier Errázuriz quien reconoció que monseñor estaba siendo investigado por la Nunciatura Apostólica de Chile debido a su “conducta indebida” y que había sido enviado a Alemania para confinarse en un monasterio dedicando su vida “el recogimiento y a la oración”.
Aquel reconocimiento no hizo más que remecer el inconsciente colectivo de La Serena. Por años, la renuncia de Cox al Arzobispado se había mantenido en la incógnita, pese a que los rumores que hablaban de sus eventuales delitos circularon siempre entre los pasillos de la comunidad religiosa de la capital regional quienes vivieron este agitado proceso.
Cox se mantuvo con total normalidad en su retiro en Alemania hasta que resurgieron las denuncias en su contra a mediados del año pasado. Las denuncias esta vez fueron formales y culminaron con su expulsión de la Iglesia Católica.