Gabriel tiene 26 años y en el mes de febrero se tituló de ingeniero civil industrial en la Universidad de La Serena. En ese tiempo, el Coronavirus era una rareza china cuyos alcances no se dimensionaban, o se veían lejanos.
Pero de un momento a otro estábamos inmersos dentro de los países con presencia del Covid-19. En marzo se detectó el primer caso en el país, y un mes más tarde en la región. Era un viaje sin retorno en un camino que algunos ni siquiera comenzaron a correr. Así fue para él, quien vio cómo todos sus sueños y el futuro que tenía planeado se truncaron por la pandemia.
Pasó de estar a la espera del llamado a su primer trabajo luego de presentarse a una entrevista laboral, a experimentar un “frenazo” que no esperaba. Aunque ha intentado no perder el tiempo durante los meses de encierro, sabe que nada será lo mismo y es realista, “será muy difícil conseguir trabajo incluso una vez que termine la cuarentena, sobre todo para los más jóvenes, porque no tenemos experiencia y las empresas tienden a contratar a personas que ya han trabajado, si es que contratan a alguien, ya que hemos visto los números que tenemos de cesantía, mucha demanda y poca oferta laboral es el escenario más adverso que puede haber para alguien que recién comienza”, relata el joven, paciente, pero con evidente desazón frente a la incertidumbre.
Tiene la ventaja de no poseer mayores responsabilidades, y sus padres lo apoyan en lo económico, ya que de otro modo no podría subsistir. Por lo mismo, no se siente realizado, ya que asegura que es inevitable, de pronto, deprimirse y verse a sí mismo como una carga, pero luego reflexiona y cae en cuenta de que no tiene la culpa de una realidad que afecta al mundo entero. “Afortunadamente tengo el apoyo de mis papás, vivo con ellos, pero igual uno es una carga más para el grupo familiar. Mis expectativas para esta fecha eran estar trabajando con mi título en mano. Me veía siendo independiente, viviendo solo, tal vez haber emigrado a otra ciudad donde mi carrera tuviera más campo, pero acá estamos esperando que esto pase”, afirma Gabriel, quien pese a todas las interrogantes espera con ansias que retorne la normalidad, en la medida de lo posible, y que tantos años de esfuerzo valgan la pena. “Me han preguntado mucho, si trabajaría en otra cosa si no hay pega en lo mío, y claro, si no tuviera qué comer obviamente que lo haría, pero no está dentro de mis planes. De hecho, estoy haciendo algunos cursos online para perfeccionarme. A eso me refiero cuando digo que trato de no perder el tiempo, a que intento estar lo más capacitado que pueda para cuando surjan nuevas oportunidades y esto se reactive, poder competir de igual a igual y suplir con conocimientos esa falta de experiencia”, afirma.
Sin consuelo
Casos como el de Gabriel son miles a nivel nacional y millones a nivel global. Según el último informe sobre trabajo juvenil de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el sector de población más afectado con la crisis económica tras la pandemia será este grupo etario, lo que los transforma en una especie de “generación perdida”.
“En el fondo, se trata de ver esto como una oportunidad, incentivar a los egresados a ser flexibles y tener adaptabilidad al cambio más allá del contexto de la pandemia. Las organizaciones cambian y las condiciones también”, Cecilia Lizama, jefa de Sección de Egresados UCN
Consuelo Cerpa (25) egresó de la carrera de Diseño Industrial a finales del 2019, y esperaba estar ejerciendo para este año. De hecho la joven cuenta que antes de la emergencia sanitaria estaba a punto de ingresar al “trabajo soñado”, pero la empresa debió cerrar producto de las restricciones de funcionamiento, una decepción de la que todavía no se repone. “Me habían recomendado en un trabajo, fui a una entrevista y me dejaron enseguida. Era la primera vez que buscaba trabajo como diseñadora, porque se sabe que es muy complicado, por eso que esta oportunidad fue maravillosa, pero no se ha podido concretar. Lo que me anima es que me dijeron que en cuanto todo esto pase, me volverán a llamar”, relata la diseñadora.
No esconde que siente presión por no trabajar, y que algunos cercanos le han dicho que por mientras intente en otro rubro, “pero lamentablemente no están contratando a nadie en ningún lado. También se me ha pasado por la mente realizar algún negocio, un emprendimiento, pero no lo he concretado, no me he dado el empuje, pero no lo descarto porque no se sabe en qué momento se abrirá nuevamente el mercado”, expresa.
Al igual que el ingeniero, muchas veces le viene la frustración, y se deprime. “Lo que pasa es que al ser egresada, y no tener trabajo no tengo nada qué hacer. Es algo que agobia y uno se empieza a cuestionar dónde quedan todos los conocimientos adquiridos, cómo canalizo toda la energía. Qué hacer, el tiempo transcurre y me siento un poco atrapada”, remarca Consuelo.
Buscar el lado positivo
Andrea Pineda terminó la carrera de psicología en la Universidad de La Serena, y ha tenido una experiencia similar a la de la mayoría de su generación. Tiene 28 años, y egresó en medio del Covid-19 por lo que sus planes chocaron contra la realidad. “Me hubiese gustado tener la oportunidad tan sólo de buscar trabajo, pero no ha existido esa opción por la pandemia ya que vivo con mis padres y si me expongo yo estoy exponiendo a mi padre sobre todo que tiene enfermedades crónicas”, cuenta.
Ha buscado formas de mantenerse activa y está realizando un diplomado online. “Esto para no perder el hilo del estudio, de estar en contacto con mi profesión ya que no estoy ejerciendo. Creo que es algo muy positivo”, enfatiza.
Pese a que sus padres la apoyan en lo económico, y no la presionan, ella no está contenta sin hacer nada, pese a que sabe que no puede cambiar esta realidad que está afectando al mundo entero, y probablemente “la normalidad” como la conocíamos nunca vuelva. “Yo estoy consciente de eso y me proyecto. Creo que la profesión de psicóloga se va a dar en la nueva realidad con terapias a distancias vía zoom, combinadas con lo presencial, y hay que adaptarse a eso, y creo que los psicólogos tenemos mucho que aportar post covid, con todos los problemas de salud mental asociados. En algún momento llegará la oportunidad y vamos a ser muy demandados, por lo pronto, cuando se pueda voy a empezar a atender de manera independiente”, aseveró esperanzada.
Buscar oportunidades
El problema de los egresados particularmente este año, sobre todo en una región que presenta la tasa de desempleo más alta del país con un 16,1%, ha sido detectado por las universidades locales las que se encuentran realizando un trabajo de seguimiento de sus nuevos profesionales, y han realizado talleres tendientes a capacitarlos para esta nueva realidad.
En ese sentido, la jefa de Sección de Egresados de la Universidad Católica del Norte (sede Coquimbo) Cecilia Lizama, enfatiza en que el trabajo se ha hecho siempre, pero evidentemente que en el contexto de la pandemia han aplicado planes especiales. “Nuestro objetivo es apoyar personal y profesionalmente a nuestros egresados adaptándonos al contexto. Para saber cómo estaban los egresados, en abril hicimos un Conversatorio de Incertidumbre en tiempos de pandemia vía zoom con egresados. Con el levantamiento de esa información adaptamos nuestros talleres de Desarrollo de Carrera para versión 2020”, indicó Lizama., agregando que en situaciones normales, anualmente se realizan tres o cuatro talleres enfocados en desarrollar habilidades genéricas, pero en pandemia se ha duplicado esta oferta con alta participación. “Solo con la mitad de talleres realizados, hemos contado con la participación de 130 exalumnos. Aprovechar el tiempo de confinamiento para perfeccionarse y obtener herramientas para lidiar con conflictos laborales ha sido la motivación para que participen mucho más. En el fondo, se trata de ver esto como una oportunidad, incentivar a los egresados a ser flexibles y tener adaptabilidad al cambio más allá del contexto de la pandemia. Las organizaciones cambian, las condiciones también, por lo tanto la óptica para mirar los problemas debe hacerlo también”, sostuvo.
Emprendimientos propios
Varios egresados de la UCN han emprendido sus propios proyectos, iniciando empresas de asesorías o consultoras. Buscaron un nicho y lo desarrollaron. Este es el caso de Francisca Silva, quien se tituló el 2019 de ingeniera Civil Industrial, pero durante el tiempo de pandemia tuvo que desarrollar otras competencias y actualmente es la planificadora de compras de una importante empresa online cumpliendo con un perfil que sí corresponde a lo que estudió, pero con una mirada innovadora. “Ya llevo seis meses. Creo que mi fórmula para lidiar con la incertidumbre laboral ha sido netamente el autoconocimiento, saber cuáles son mis fortalezas y virtudes, y también dar vuelta el paradigma de que en esta pandemia ha sido todo muy negativo. Dentro de todo, se han visto fortalecido emprendimientos”, manifestó la ingeniera civil.
“Queremos que el titulado entienda el contexto que existe hoy en día y desde ahí ir entendiendo que ellos también pueden ser su propia empresa, fomentar la autogestión, la autoempleabilidad”, Rodrigo Davanzo, Oficina de Seguimiento de Egresados ULS
“Adecuarse a la inestabilidad”
En la Universidad de La Serena también están buscando generar una convicción en los profesionales de que se pueden encontrar nuevos nichos y capacitarse adecuándose al cambio y a la inestabilidad. Así lo consigna Rodrigo Davanzo Coordinador de la Oficina de Seguimiento de Egresados. “Queremos que el titulado entienda el contexto que existe hoy en día y desde ahí ir entendiendo que ellos también pueden ser su propia empresa, fomentar la autogestión, la autoempleabilidad. Los talleres van en esa línea. Ok, estamos todos en nuestras casas, ocupemos nuestro tiempo, aprovechemos esas herramientas como herramientas de empleo y de autoempleo, saliendo del paradigma clásico. Por supuesto que cada carrera es diferente, pero todas tienen posibilidades de reinventarse, esto no depende tanto de la carrera, sino de la persona”, expresó Davanzo.
Así las cosas, todavía no hay fecha de “retorno a la normalidad”. Por lo pronto, los nuevos profesionales tendrán que seguir esperando, o apostar y reinventarse. El Covid podrá parar en sus contagios, pero los efectos socioeconómicos permanecerán por años.
Claves
Nuevas competencias desarrolladas por los profesionales mientras no hay normalidad serán fundamentales para abrirse camino en el mundo laboral.
Adecuarse al contexto en tiempos de cambio, y crisis es fundamental para el profesional actual y eso tratan de inculcarles a los egresados en las universidades.