Se suele escuchar, a veces, a modo de comentario que: “da lo mismo quien gobierne”. Tal opinión no sólo refleja una apatía sino también una molestia por la expectativa que genera en el ciudadano la conducción política de un país y que a veces se siente que no es cumplida. Por estos días, en el país de la “libertad” se han establecido medidas que dan cuenta que tal opinión se aleja de lo aparentemente real. Con el sólo animo de observar lo que va sucediendo, en pocos días, se han dejado sin efecto tratados de libre comercio; propiciado construcción de muros; deportaciones genéricas; y hasta la eliminación de la traducción al español de las paginas oficiales, entre otras decisiones. Señales claras para un electorado que abrigaba esa y muchas otras expectativas, pero confusas para otros tantos habitantes del mismo país y del resto del mundo.Al menos resulta confuso tomando en cuenta sólo un dato, de los 308 millones de habitantes de ese país 57 millones son de origen latino y otro tanto refleja una composición de la población cosmopolita integrada por miles de inmigrantes que han posicionado a una sociedad como una de las más potentes del Universo. Por cierto, más allá de las determinantes consecuencias de las decisiones que se toman,  no se pretende en este comentario cuestionar la libertad con que se actúa ni la evidente soberanía de la que se goza para determinar los cambios que se están impulsando, pero tal como ha dicho  Zigmunt Bauman, con cierta razón: “la libertad nació como un privilegio y así ha permanecido desde entonces, la libertad divide y separa, separa a los mejores del resto y obtiene su atractivo a partir de la diferencia” y en este caso, esas decisiones, claramente generan controversias y separaciones. No es efectivo que de lo mismo quien gobierne, la democracia sigue siendo una determinante herramienta de estructuración de los Estados y las sociedades, pero requiere de la suficiente participación de los ciudadanos/as que aseguren y garanticen que las decisiones de los gobernantes efectivamente representen a una efectiva mayoría y respeten los derechos y posiciones de una siempre importante minoría. Parece simple, pero hoy, basándonos en los acontecimientos, sin duda representa un desafío bastante complejo para quienes participan, de cualquier forma de la cosa pública.  

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